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13 junio 2008

Opinión
El día jueves de esta semana, nuestro profesorado fue citado a una reunión; o consejo como se le llama a este tipo de actividades; porque tendríamos la visita de un representante de nuestro sostenedor, un funcionario del daem, y que no se podía faltar.
El funcionario en cuestión, que resulto ser una funcionara, en un muy dulce tono, comenzó relatar un encuentro que habían tenido un grupo de estudiantes con el alcalde para dar a conocer sus inquietudes, y el motivo por el cual estaban en paro.
Dentro del listado de motivos esgrimidos por esto alumnos, estaba el hecho que los profesores en un porcentaje de más o menos un 50 %, le entregaban una muy mala enseñanza y derechamente no le hacían clases.
Este importante antecedente, entregado por un grupo de alumnos, era el importante aviso que se nos quería dar, y apoyada en esta acusación, la funcionaria del dae, comenzó una larga perorata, donde, como la mejor de las madres invitaba a los colegas hacerse un mea culpa por lo mal que hacíamos nuestro trabajo.
Sacando unos rápidos cálculos, si es que no me equivoco, significaría que en nuestro liceo 40 profesores trabajan y los otros cuarenta se lo pasan haciendo que trabajan, que por ejemplo en el departamento de idioma extranjero, donde creo que hay 4 colegas, 2 trabajan y los otros dos no hacen nada, peor aún, en el departamento de educación física, de los dos colegas, uno solo trabaja, y el otro no hace nada, o que en mecánica de los 10 o 12 colegas que laboran solo 6 trabajan, y así en todos los estamentos del liceo. Realmente es para la risa.
Nuestra colega del Daem, muy entusiasmada, ni se arrugaba para afirmar esto, y a pie juntillas creía lo que decía, yo no sé si lo hacía convencida, o solo cumplía órdenes, para comentar tanta barbaridad.
Lo más extraordinario de esto, salvo algunas excepciones, fue que los colegas aprobaban lo que nuestra interlocutora decía, incluso proponían métodos para solucionar el problema, y nuestra directora con su silencio también corroboraba lo que decía la representante de nuestro sostenedor.
Conclusión: para nuestro patrón somos una tropa de flojos, y ese es el motivo de las movilizaciones estudiantiles; que el lucro en la educación son detalles menores, que la municipalización es lo mejor que se ha inventado, que la jornada única es miel sobre hojuelas, y que toda la culpa la tiene “el profesor”.

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