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11 enero 2009

08 enero 2009

¿Por qué le temen a José Antonio Gómez?

Por Miltón Egaña

No deja de ser curiosa la actitud que han tenido los aliados de la Concertación con el precandidato presidencial del Partido Radical, el senador José Antonio Gómez. Mi asombro se fundamenta en el hecho de que fue el primer precandidato de la Concertación que explicitó su disposición a participar en primarias abiertas, para clarificar cuál es el mejor candidato a juicio de las personas, que en último término son los soberanos en cuestiones de elección popular, y nunca presentó las dudas propias de un depresivo Hamlet cuando debió estar dispuesto a exponerse al juicio ciudadano. Lagos e Insulza fueron incapaces de remontarse a las dudas generadas en lo más profundo de sus conciencias.

Sin embargo, en coincidencias que por momentos no lo parecen, los medios de comunicación, las empresas encuestadoras, los analistas y los dirigentes concertacionistas no radicales, en lo que parecieran secretas complicidades, hacían esfuerzos denodados ocultando el nombre de Gómez, como quien pretende ocultar el sol con un dedo. El mediático Farkas, que enloquecía a los buscadores de propinas, ha ocupado muchas más líneas y minutos en la discusión política. La pregunta es ¿por qué? ¿Indiferencia? ¿Negligencia? ¿Amenaza? ¿Temor? Tema para un sicoanalista social.

La propuesta de Gómez indudablemente significa un refrescamiento. No sólo por tratarse de una imagen joven en la política, atractiva, inteligente, no contaminada por prácticas políticas que el ciudadano repudia, exitoso además en los desafíos políticos que ha emprendido, derrotando a figuras emblemáticas. Así se dio en el apabullante triunfo sobre Carmen Frei en la Región de Antofagasta, donde nadie apostaba por él, y en la disputa por la presidencia del Partido Radical frente al desacreditado Patricio Tombolini.

Gómez encarna la propuesta progresista del radicalismo en un momento en que vivimos en carne propia la crisis del modelo neoliberal. Su propuesta ha planteado la necesidad de avanzar a una sociedad que sea capaz de dar protección y garantías a la gente. Éstas deben procurarlas el Estado, con un Ejecutivo que se conduzca buscando la protección de la familia y dando opciones a los chilenos para tomar sus decisiones, pero disminuyendo la incertidumbre en que nos encontramos, donde más que personas somos consumidores.

Si a lo anterior agregamos que los estudios de opinión muestran que sobre 70% de los ciudadanos estima que las primarias son el mejor mecanismo para elegir al candidato de una coalición, la candidatura del senador Gómez no tiene un mero carácter testimonial, por lo que su participación en las primarias no es negociable. La Concertación no debería aparecer como la propuesta menos mala. Ello no basta. Debe reencantar a Chile y transformarse en la mejor propuesta. Gómez representa esa alternativa. Por ello Gómez es de temer.